Mientras las Religiosas del Sagrado Corazón se encuentran en su Capítulo Especial, la figura de Filipina nos hace un llamado a cada una de nosotras. Dispongámonos a conocerla. Contemplemos una vez más su visión del Jueves Santo de 1806, fuente inagotable de su dinamismo misionero. Para esta anécdota recordemos el relato que le dio a Madeleine-Sofía el 4 de abril de 1806 y la interpretación de Frenzel (imagen de abajo).
Filipina recibe abundantemente el agua viva que brota del Corazón abierto de Cristo. El Verbo,
el Verbo que crea, nutre, transforma a su imagen, se presenta en la forma más humilde: el pan eucarístico para el camino, la bebida vivificante, la bebida que abre a un nuevo nacimiento.
Filipina recibe para dar. Con gran libertad, recibe del Corazón de Jesús. Recibe con una mano lo que da con la otra. Nos preguntamos, ¿quiénes son estos nuevos seguidores del Cuerpo y la Sangre de Jesús entregados por Amor? Son los nativos del Nuevo Mundo, ajenos a su dignidad como hijos de Dios y que se han convertido en esclavos de los colonos europeos que solo buscan su lucro personal. Para responder a la urgencia de compartir con ellos la Buena Nueva de la Resurrección de Cristo, Filipina "difunde su amor por todas partes sin temor a agotarlo".
¿Está sola en esta misión?
Ciertamente que no, un buen número de santos la acompañaron, en particular San Francisco Javier que quería "ir a los lugares más pobres del mundo". Xavier, que quería "ir a nuevas tierras para iluminar". Y este rumbo es el que ella siguió, contra todo pronóstico, con audacia y determinación.
¿Cómo lo logró?
Su confianza en la Providencia está en el centro de su trabajo. Nunca le falla. En sus muchas cartas, describe de manera realista la interminable espera de la aprobación de su Superiora General, las decepciones y obstáculos que dificultaron sus planes. Entonces, como el salmista, se vuelve siempre al Señor. Aquí hay una expresión de su convicción, desde el momento de su llegada a Nueva Orleans el 9 de julio de 1818:
"¿Por qué preocuparse por el futuro? En este momento, la Providencia
siempre se hace palpable para nosotras y para la misión".
Juntas/os, en este día de su fiesta, le pedimos que comparta esta fe con nosotros.
Marie-France Carreel RSCJ