La lectura de I Samuel 17 de hace algunas semanas realmente tocó mi corazón y me dio esperanza cuando sentía que los eventos globales vividos, me estaban tentando a la desesperación. Me vino como una bendición cuando me di cuenta de que esta historia es una parábola de lo que se nos pide que vivamos en nuestro mundo bendecido y roto.
Goliat representa el inmenso poder y la riqueza de las industrias de combustibles fósiles y similares que prosperan en las industrias de armas y hacen todo lo posible para desalentar y frustrar toda ciencia y tecnología que busque alternativas a los combustibles fósiles para mantener nuestro mundo.
Goliat está protegido por una armadura de la cabeza a los pies, y está armado con las últimas y mejores armas letales de aquellos antiguos tiempos.
David somos nosotros, los que anhelamos ser Artesanas/os de la Paz y la Justicia en nuestro mundo roto. Anhelamos terminar con el reinado de la violencia y la muerte de tantos seres humanos e innumerables criaturas de Dios, pero nos sentimos impotentes, desarmados, desprovistos frente a Goliat.
Volvamos a Dios como lo hizo David, y pongamos nuestra confianza en Él más que en nosotros mismos. Él nos inspirará a pensar en nuestros pequeños dones, nuestras hondas y piedras, eligiendo lo mejor de lo que tenemos disponible.
Entonces, salgamos con valor y confianza en Dios para enfrentar a Goliat.
Tengo la fuerte sensación de que esta parábola es para nosotros hoy y que si nos sentamos y planificamos juntos en nuestras comunidades, elegimos nuestras hondas, elegimos nuestras pequeñas cinco piedras, decidimos cómo las usaremos, poniendo toda nuestra confianza en ¡Dios, nos sorprenderemos de todo lo que podemos lograr!
Recuerda siempre que Dios no nos fallará en esta batalla. Nos comprometemos a liberar nuestro mundo de la violencia y la injusticia.
Nosotros mismos seremos las primicias: sosegados, atentos, humildes y amorosos con todos, por don gratuito de Dios.
Margaret Conroy rscj