La reunión de la Región de África sobre "Ser artesanas de la esperanza en nuestro mundo bendecido y roto" fue muy enternecedora, ya que reflexionamos sobre la realidad de nuestro mundo de hoy tocando las áreas de la realidad de Covid, pobreza, migrantes, cambio climático, sequía e inundaciones. El equipo de JPIC Internacional nos invitó a reflexionar hondamente sobre nuestro llamado a ser Artesanas de la Esperanza, en relación con nuestra propia espiritualidad. En las Constituciones de 1982, número 8, afirma: “Nuestra vida, muestras comunidades, nuestro servicio apostólico, encuentran su vitalidad en la unión y conformidad con el Corazón de Jesucristo…”
Como Provincia no nos quedamos atrás en vivir la meta de JPIC de “Ser Artesanas de la Esperanza en nuestro Mundo Bendecido y Roto”. El Equipo Internacional compartió ejemplos de cómo la Sociedad está respondiendo a este llamado de los cuatro imperativos elaborados.
- Lavarnos los Pies las Unas a las Otras (El poder al servicio del amor).
- Transformar y ser transformadas.
- Cuidar nuestra casa común.
- Acoger a personas en movimiento.
El llamado a ser 'Artesanas de la Esperanza' ha inspirado y motivado a muchos en nuestras comunidades y misión apostólica. Hoy podemos ser testigos del amor de Dios a partir de nuestra experiencia de estar confinadas durante los últimos dos o más años. Algunas de las formas en que estamos viviendo estos imperativos son:
Lavarnos los Pies las Unas a las Otras (Poder al servicio del amor)
Hemos llegado a personas desfavorecidas de nuestras comunidades locales.
Un ejemplo, la comunidad de Kyamusansala, a través de fondos locales e internacionales, ha llegado a mujeres jóvenes que abandonaron la escuela y les han ofrecido capacitación en economía doméstica. Ya se han graduado con habilidades básicas y técnicas.
Transformar y ser transformadas
A partir de compartir y escuchar a diferentes comunidades, esta experiencia nos ha ayudado a profundizar en nuestro descubrimiento y dar a conocer el amor de Dios. Existe un fuerte deseo de ser mujeres de acción, de vivir en armoniosa relación, de apoyarse unas a otras y de tender la mano a los demás. Por ejemplo, la comunidad de Mbikko se unió a la comunidad local para ayudar a las personas enfermas a recibir sus medicamentos.
Cuidar de nuestra casa común
Ha habido un profundo deseo de cuidar y tener la sensación de estar en nuestra casa común, 'Nuestra Madre Tierra'. Muchas de nosotras hemos plantado árboles, hecho agricultura orgánica, recolectado agua de lluvia y reciclado. La formación de Laudato Si nos ha ayudado a apreciar lo poco que hacemos por cuidar a la Madre Tierra. La comunidad de Eldoret está muy involucrada en la agricultura orgánica.
Acoger a personas en movimiento
hemos interactuado con inmigrantes de una forma u otra. Estaba reflexionando sobre cómo me encuentro en diferentes comunidades. La acogida y el tiempo que me brindan me ayudan a encontrar mi espacio y esto puede habernos pasado a cada una de nosotras. Hemos podido dar la bienvenida a otros, ayudando a quienes buscan trabajo después de graduarse, o uniéndonos a parroquias u otras organizaciones para ayudar a los refugiados y a otras personas a responder sus necesidades básicas.
El llamado a ser “Artesanas de la Esperanza” es una forma de fortalecer nuestra divisa Un Solo Cuerpo como Sociedad. Estamos invitadas a compartir con los demás nuestra vida y lo que hacemos. Muchas de nosotras en la Provincia hemos compartido nuestros dones de diferentes maneras y facilitado talleres transformadores que han traído cambios a través de la acción del Espíritu Santo de Dios que habita entre nosotros.
Compartamos esperanza, sirvamos con pasión y seamos parte de una comunidad que se une para aprender unos de otros. Unámonos a la Oración mundial por la esperanza porque "Sabemos en quién creemos, y mientras confiemos plenamente en Dios, todo saldrá bien." (Janet Erskine Stuart).
Rose Gichangi RSCJ