SAMPAGUITA, el Programa de Generación de Ingresos
para Mujeres de la Fundación Sta. Magdalena Sofía (SMSF)
en Montalbán, Filipinas,
ha celebrado su 10º aniversario.
Os envío algunos extractos del mensaje de Saiko Kobari,
una de las fundadoras del programa y que continúa apoyándolo desde Japón.
SAMPAGUITA,nombre tomado de la pequeña flor nacional de dulce aroma de las Filipinas, comenzó en 2007. Yo tuve la suerte de formar parte del programa en su inauguración. Pude contribuir a la formación de las mujeres en coser, bordar y en trabajos de punto de cruz. Nuestros comienzos fueron difíciles, pero tuvimos la suerte de tener el apoyo de algunas personas maravillosas, como la hermana Pilar de Tuero, rscj y la señora Kazuko Arita (la madre de nuestra hermana Yuka Arita, rscj), así como la ayuda de otras voluntarias extranjeras.
SAMPAGUITA en sus primeros años: Mujeres haciendo obras (foto de la izquierda);
aprendiendo nuevos diseños con la difunta Sra. Kazuko Arita (foto media);
y, teniendo una actividad con la Hermana Pilar de Tuero rscj que ahora está en España (foto derecha).
Formar parte del proyecto SAMPAGUITA me recordaba a mi infancia. Aprendí a coser y a bordar de mi madre, que iba a clases de bordado regularmente, así como a arreglo de flores, puntillas, punto, patchwork, y otras habilidades. Le encantaba hacer enormes manteles, ya fuera bordados o de patchwork. También cosía mis vestidos de verano. Siempre me gustaba mucho y me provocaba curiosidad ver su trabajo, en el que largos y delgados hilos de bordar y piezas de diversos materiales se convertían en elegantes, coloridos y preciosos productos.
Crecí con el amor de mi madre y mis recuerdos de infancia sobre ella siempre incluyen sus preciosas artesanías. Nunca fui consciente de ellos del todo hasta que entré a formar parte del proyecto SAMPAGUITA. Como siempre estaba con mi madre cuando hacía sus trabajos aprendí sus secretos de forma natural, y me doy cuenta de que ahora son mis lecciones de vida. Por ejemplo, aprendí de ella las series de preparaciones necesarias para juntar diferentes materiales y transformarlos en un único producto; y que este proceso requiere mucho tiempo y paciencia.
Cuando hago bordados, algunas veces pierdo algún punto. Entonces recuerdo siempre el consejo de mi madre de volver al punto en que cometí el error y volver a empezar desde ahí. Eso llevaba tiempo y desafiaba mi paciencia. Pero me daba cuenta de que era necesario para hacer un buen trabajo que quedase muy bonito. También mi madre me animaba a ser creativa. Incluso trozos desechados de diversos materiales eran útiles para hacer cordones, o posavasos con bordados minuciosos. Con esfuerzo, las cosas se volvían preciosas y vivas.
SAMPAGUITA es una comunidad que de personas únicas. Cada persona tiene un don y compartimos este don unas con otras. Hemos recorrido muchos caminos y retos, tanto individualmente como en grupo, durante los últimos 10 años; pero hemos sido capaces de superarlos todos ayudando a cada persona y confiando en Dios que comparte nuestras alegrías y tristezas. Somos como hilos de bordar largos y finos y como pequeñas piezas de materiales de diferentes colores y formas que, cuando los tejes juntos, se convierten en un tapiz precioso.
Estos últimos 10 años constituyen nuestro tapiz de la vida. A través de SAMPAGUITA mucha gente recibe el amor y la felicidad que ponemos en nuestro trabajo. Este espíritu de solidaridad es nuestra contribución para el fortalecimiento de la familia SMSF.
Quiero expresar mi profunda gratitud a SMSF y a las RSCJ, especialmente a la hermana Yuka, que confió en mí y me apoyó en mi trabajo en SAMPAGUITA. Formar parte de la familia SMSF, especialmente con SAMPAGUITA, ha hecho que mi vida esté llena de gozo y de sentido.
Que todas continuemos tejiendo nuestros preciosos y ricos tapices; y que Dios os bendiga a vosotras y a vuestras familias. Gracias.
Saiko Kobari