Este año, respondiendo al llamado de Dios a caminar con personas de diferentes credos, acogí la sagrada coincidencia del Ramadán y la Cuaresma como un momento de gracia. A pesar de las diferencias, todos buscamos la paz y una conexión más profunda con Dios.
Para fomentar el entendimiento, compartí videos cortos a diario, animando a musulmanes y cristianos a caminar juntos en la fe. La respuesta fue conmovedora, los corazones se abrieron, las conversaciones florecieron y se entabló un verdadero diálogo interreligioso.
En este Año Jubilar, el llamado a ser peregrinos de la esperanza es urgente. Al elegir la paz a diario, transformamos las diferencias en oportunidades para la unidad.
Que continuemos este camino, siendo signos del amor y la esperanza de Dios en el mundo.