Contexto
En la cárcel de Klessoum (Chad) las condiciones son malas, los presos, en particular las mujeres con sus hijos, son a menudo marginados y sus familias tienden a desentenderse de ellos y de ellas. La salud y la higiene no están garantizadas.
Actividades
Semanalmente, la coordinación del proyecto visitaba a las 100 reclusas y les reservaba un día de atención. Las visitas se organizaban en grupos de diez. Respondían a las necesidades básicas de las mujeres, sus hijos y hijas: salud y alimentación (suministro regular de medicamentos y alimentos). En casos concretos, la coordinación del proyecto dispuso que unas reclusas con problemas médicos bien específicos fueran atendidas en centros médicos fuera de la cárcel (hospital americano). Además, la coordinación del proyecto también propuso una serie de talleres sobre higiene (limpieza de las celdas), y hábitos de salud personal; también se organizaron clases de alfabetización y de francés. La coordinación contó con un psicólogo para cuestiones emocionales y un abogado para tratar los asuntos judiciales de las presas y concienciarles sobre sus derechos.
Resultados
Tras el proyecto, el sistema inmunitario de las mujeres, niños, niñas y jóvenes de la prisión de Klessoum mostró una mayor resistencia y la propagación de enfermedades en la prisión entre mujeres, niños, niñas y jóvenes registró menos casos.
Gracias a los pasos del abogado, los casos judiciales se desbloquearon y avanzaron hasta las sentencias. Una mujer fue declarada inocente y puesta en libertad. Ella siguió dando apoyo a sus antiguas amigas reclusas.
La participación en los talleres generó una auténtica dinámica de grupo e interrelaciones. Disminuyeron los conflictos entre reclusas.