En esta reflexión que nos comparte Mudita Sodder rscj, ella comparte lo que ha estado haciendo su comunidad desde el inicio de la pandemia y cómo están contribuyendo a las prácticas de JPIC, a su manera.
Para contener la pandemia, el gobierno de la India, anunció en abril de 2020, el cierre nacional. De repente, el mundo se quedó en silencio y todas las actividades se detuvieron. Esta tranquilidad para algunos fue un silencio ensordecedor, mientras que para otros, fue de FELICIDAD. Les dio la oportunidad de experimentar el canto de los pájaros, de las abejas e insectos, de exhalar y mirar hacia atrás con asombro, los riesgos asumidos por los médicos de primera línea, enfermeras, trabajadores sanitarios, etc.
Paradójicamente la crisis del Covid-19, nos hizo espiritualmente más unidas. Nuestro mundo interior y nuestra fe fueron puestos a prueba. Viviendo la celebración eucarística diariamente, la importancia de la comunidad, la familia y los amigos adquirieron un nuevo significado. También fue un tiempo intenso de formación espiritual y personal, desafiante, pero totalmente necesario en estos tiempos de mayor oscuridad. Ahora sabemos que es hora de un cambio de dirección, el hacer de nuestra actividad de forma diferente, contribuir con “cero emisiones” y convertirnos en creadores de cambios para ayudar a la construcción de un mejor futuro mediante el desarrollo de nuevos caminos.
El compromiso colectivo con el bien común permitió que nuestro huerto con hierbas medicinales, floreciera. Nuestros talentos escondidos y ocultos surgieron con mayor provecho, atención y entusiasmo, mientras nos sumergíamos en el arte reciclar, remendando prendas viejas, haciendo agarraderas, separación de basura, compostaje, fabricación de fertilizantes, tierra, etc. para aumentar nuestra huella de carbono.
La mayoría aprendimos nuevas habilidades Informáticas, ya que todas las clases y otras reuniones se realizaban en línea. También experimentamos una calidez humana virtual; presentaciones globales ayudando a muchas en la escucha, expresión oral generativa y consejería; compartir historias de vida, etc. por teléfono e Internet.
Lo que nos fortaleció como comunidad fue darnos cuenta de que el mundo y el universo están en constante cambio, la pandemia ha recorrido por todo el mundo y todas estamos conectadas. Nuestra conciencia del poder de la naturaleza se profundizó, tanto visible como invisible, y ayudó a fortalecer nuestra fe, atenuar nuestros miedos y disipar nuestra ansiedad. La pandemia nos tocó directamente, nos obligó a reducir la velocidad y todas comenzamos a ver la vida de una manera nueva. Nuestra comunidad organizó momentos de esparcimientos y de reflexión de RSCJ; reuniendo a todas las RSCJ del recinto universitario de Sophia. Estas reuniones colectivas hicieron tangible la evidente Presencia de Dios entre nosotras; y fue esta actividad divina la que absorbió todas nuestras ansiedades y temores y nos trajo alivio y paz.
El futuro seguramente verá más interrupciones, nuevas variantes y mutaciones. Necesitamos cultivar la resiliencia, disfrutar de la soledad, desarrollar pasatiempos y aumentar genuinas amistades. El secreto de una vida significativa no es cuánto tenemos, sino cuán felices y contentas estamos con lo que ya tenemos. Algunos morirán de la pandemia y algunas de vejez, ¡pero no dejaremos que nuestra juventud, niños y las generaciones futuras mueran por el cambio climático o la falta de alegría! Dios ama al que da con alegría. ¡Mantengámonos firmes en la esperanza!
Dr (Hna) Mudita Menona Sodder rscj